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lunes, 3 de septiembre de 2018

Un paso atrás

Por Isabella

Las invectivas al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago de Chile, que cuenta el golpe de Estado del año 1973 y la dictadura de Augusto Pinochet bajo la experiencia de las víctimas, le valieron el cargo al historiador Mauricio Rojas. Quien apenas el jueves anterior había sido elegido ministro de Cultura del Gobierno de Sebastián Piñera.

Rojas en el año 2015 señaló en el libro Diálogos de Conversos, ofreció una especie de perspectiva del museo. Para él un montaje que, sin lugar a dudas, impacta al espectador dejándolo totalmente atónito, un acto mezquino y falso de la tragedia nacional. Estas palabras resurgieron al ser electo, causando un recóndito revuelo en disímiles sectores de la sociedad principalmente en el ámbito de la cultura y las artes. Considerando inadecuado su liderazgo y exigieron a La Moneda su inmediata expulsión, acción concretada este lunes. La explicación otorgada por el presidente asienta sus bases en que no existen tiempos cuando se trata de condenar los abusos a los derechos humanos. Es válido mientras aunque fuese un sector mínimo del pueblo ofendido, que no es el caso. La arqueóloga Consuelo Valdés asumirá el reemplazo de Mauricio Rojas.

Su escrito no es la única crítica al Museo de la Memoria que ofrece Rojas. En el año 2016, el destituido ministro otorgó otra opinión en una entrevista con CNN, donde para él era necesario contextualizar las violaciones a los derechos humanos. Para era un museo de izquierda que contaba una visión para nada verdadera de la historia de Chile.

Sin lugar a dudas su opinión muestra la visión retrógrada que posee. Si su intención es que tras evaluar el contexto se podría entender los quebrantamientos a los derechos humanos, está totalmente equivocado, no existe razón alguna para tales actos. Esta opinión es compartida por el presidente Piñera que anunció públicamente su contrariedad con las palabras de Rojas, ya que en Chile todas las visiones son válidas y ninguna puede suprimir a la otra.

El museo sin lugar a dudas merece a alguien que realmente lo represente, que resalte el valor de estos cinco mil metros cuadrados que busca un resarcimiento simbólico para las víctimas de la dictadura e instruir a las nuevas generaciones en lo que concierne al pasado reciente de Chile.