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martes, 4 de septiembre de 2018

Aylwin, un letrado chileno sirviendo su adiós

Por Isabella

A los 93 años dice adiós para siempre, Andrés Aylwin Azócar, abogado a favor de defender los derechos humanos de las víctimas de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Este lunes falleció en compañía de sus familiares en su apartamento en Santiago de Chile. Dedicó toda su vida a proteger con ímpetu a los campesinos, estudiantes, obreros, dirigentes de organizaciones político-sociales que fueron hostigados por el régimen.

Andrés Aylwin Azócar durante los años 1965, 1969, 1973, 1989 y 1993 fue electo diputado por la Democracia Cristiana. Ya llevaba muchos años retirado, pero siempre se mantenía al tanto del destino de su país, pues estimaba la política como un elemento primordial para generar el cambio social. A sus 90 años confesó que su sueño más preciado nunca se cumpliría. Pues anhelaba para ese tiempo vivir en un mundo más justo, sin embargo a pesar de que eran muchas las mejoras, aún no era un mundo justo. Aylwin era reconocido por todos por su rectitud, austeridad y sensibilidad ante el dolor de sus paisanos.

Todos lamentaron este lunes su muerte. Las redes sociales se colmaron de mensajes de tristeza y afecto por parte de dirigentes de todas partes. Es que Andrés merece todo el respeto del mundo. Él fue uno de los 13 democristianos que sentenciaron inmediatamente el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende. Los diecisiete años de régimen militar estuvo volcado en la defensa de los derechos humanos, combatiendo arduamente los atropellos.

Siempre fue un hombre muy discreto y sencillo, pero de total firmeza. En el año 1990 cuando el pueblo chileno alcanzó la democracia, fue acusado de pretender colocar arsénico al Gobierno de centroizquierda dirigido por su propio hermano al anunciarse en contra de la práctica de la Ley de Amnistía para los infractores de los derechos humanos. Para Andrés Aylwin Azócar no existiría una efectiva y genuina reconciliación en Chile, mientras se transitara por la verdad y la Justicia. No era un pacificador que proveyera los acuerdos ni uno de esos parlamentarios que arreglara los problemas bebiendo café. Su muerte era de esperar debido a que en los últimos días se iba poco a poco apagando. Muere viudo, estatus que adquirió desde la apertura de año, con cuatro hijos y diez preciosos nietos. Sus restos fueron velados en el ex Congreso de Santiago hasta su funeral, evento que se dio lugar este martes en el Cementerio General de Santiago de Chile.