Instagram demanda de ti un nuevo estilo
Probablemente le haya ocurrido muchas veces. Observa esa foto, ve la ropa que lleva la muchacha y quiere poseer ese mismo conjunto. Al conseguirlo, no se siente igual a lo idealizado. Lo que en Instagram parecía un look asombroso en ti resulta ilusorio e impreciso, sin esencia y, lo fundamental, que no define tu personalidad.
Encontrar el propio estilo no resulta difícil en una época en la que todo se clona, se copia y se produce en masa. Es más, puede considerarse incluso que el estilo no es algo al alcance de todos, solo de aquel que vive de ello. Cuando la realidad es muy distinta. En el mundo existe una idea equivocada de que las personas nacen con estilo. Lo que provoca que la gran mayoría de mujeres desconecten porque consideran que a ellas no les ha tocado.
Todo producto de la falsa imagen que proyectan la gran mayoría de las industrias de moda. La realidad es que no es la imagen la que mueve el mundo sino la personalidad. Como expresa Andrea Amoretti: “La belleza es posible, el estilo es posible en la vida real”. Bajo su perspectiva es necesario comprender que el estilo y la moda son dos conceptos relacionados, pero no iguales.
La periodista gallega Andrea Amoretti recientemente publicó su libro Empieza por los zapatos, una pauta que intenta desterrar los tópicos sobre la industria de la moda para concentrarse en la importancia de identificarse en cada prenda que llevemos. Para ella el estilo no tiene que ver solamente con la ropa, va más allá, está relacionado con el ritual que hacemos para visualizarnos en el mundo con un estilo intencional y muy, pero muy personal.
El primer consejo es desengancharse de esa urgencia que imputan las grandes marcas y que obligan a querer consumir cada instante la última moda. Lo realmente necesario es tener tiempo, porque llevar estilo deriva en la toma de grandes decisiones que requieren de mucha calma. Las personas no pueden pasar toda la vida comprando a lo loco, hay que dibujar en la mente el estilo y elegir las prendas acordes al lienzo idealizado. No hace falta tener mucho sino tener la capacidad de con poco hacer grandes cosas.
