La locura de las armas impresas en 3D
Como si no fuera suficiente con las tragedias vividas en Estados Unidos por causa de las laxas regulaciones en torno a la compra y posesión de armas de todo tipo, ahora aparece en la escena la posibilidad de que estas sean fabricadas con impresoras 3D. La semana pasada la sociedad era un hervidero en la polémica, pues varios gobiernos estatales y partidarios de un mayor control de armas de fuego en el país, intentaron bloquear la comercialización de planos digitales que hicieran posible este nuevo método de fabricación.
Para algunos pudiera parecer inaudito que luego de las masacres en escuelas y lugares públicos, un gobierno federal, tras una larga batalla judicial, determinara a finales de junio autorizar al grupo Defense Distributed a poner en línea los planos digitales que permiten la fabricación casera de armas con una impresora 3D. Y el asunto es que, aunque estas estarían hechas de plástico, al estar basadas en los planos digitales funcionan como un arma muy real, con los añadidos de no ser detectadas por los sistemas de seguridad diseñados para reaccionar al metal, además de no tener número de serie para ser rastreadas, pues no proceden de un proceso industrial ni de un fabricante autorizado.
“El momento de las armas descargables realmente comienza”, reseñaba el sitio del grupo Defense Distributed, fundado por Cody Wilson, un hombre al que la agencia AFP calificaba como un libertario de 30 años. Pero tal eslogan no entusiasmaba a todos, sino que generó el desconcierto, la polémica y no pocas preguntas acerca de la parte de la sociedad estadounidense que promueve este tipo de actividades.
Por lo pronto, la colocación de los programas de instrucción en línea parece haber sido detenida o por lo menos aplazada. Originalmente prevista para el miércoles 1 de agosto, la movilización de numerosos fiscales de estados demócratas y su demanda ante la justicia logró impedirlo, argumentando que es una locura dar a los delincuentes las herramientas para imprimir en 3D armas imposibles de rastrear, como dijera la fiscal del estado de Nueva York, Barbara Underwood.
La pregunta es cuánto tiempo pasará hasta la próxima ola, pues se rumora que existe un acuerdo entre el presidente Trump y Defense Distributed, aun cuando el mandatario declarara en Twitter que investigaba sobre el tema. Mientras, la Asociación Nacional del Rifle, principal cabildero de armas de fuego en Estados Unidos y aliado de Trump, permanece callada, quién sabe por qué razones.