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miércoles, 27 de junio de 2018

Un vicio periodístico

Por Jany

Hace alrededor de cuatro décadas, el arquitecto chileno Alberto Collados adquirió, como el mismo atañe, el vicio que lo ha convertido en la persona con mayor índice de firmas en los periódicos sin pertenecer a dicho oficio. Todo comenzó cuando el arquitecto se decidió a proteger de la demolición a una ciudad minera situada en los Andes, dándose a la tarea de enviar mensajes a los periódicos de Valparaíso. Desde entonces ha sido siempre así, no ha podido ponerle fin.

Hasta el momento Alberto Collados ha escrito más de 3.500 cartas al director en rotativos de España y Sudamérica. La generalidad de los textos difiere considerablemente de la idea canónica de una carta al director, corresponden más a las greguerías. Como describe el propio Collados todo empezó por pura casualidad en la temporada de invierno. La invitación de un amigo al campamento minero de Sewell, fue quien le hizo enterarse de la intención de demolerlo.

Al llegar al enclave, el arquitecto se quedó extasiado, se encontraba ante el único sitio en el que no había avalanchas de nieve y que había generado una ciudad de 15.000 personas. El panorama era todo un hito y una muestra distinguida de la historia de Chile. La mina personificaba la firmeza obrera contra la explotación estadounidense y la opresión de la dictadura de Pinochet, pues en ambos lados se gestionaba la extracción del cobre. Tiempos desabridos enfrentados con soluciones diestras de las que Collados se enamorara. Sentimiento que lo hizo decidirse a impedir aquella demolición. Intentó con varios contactos pero todo fue inútil, hasta que se le ocurrió escribirle al director.

Su objetivo, gracias a esta vía fue cumplido, el derrumbe de Sewell se detuvo y aún más, el emblemático espacio se convirtió en patrimonio de la humanidad, exponiéndose hoy como un museo. Tal hazaña fue tan importante para el arquitecto que desde entonces no para de escribirle epístolas al director de distintos periódicos en Sudamérica. No había de existir un motivo unido a la actualidad, ni una solicitación de protesta para enviar las cartas, solo la eminente necesidad de expresar algo.

En intermedio de esta práctica disoluta, Collados conoció al escritor Nicanor Parra, que inquiría un arquitecto para edificar una casa frente al mar. El proyecto jamás prosperó, pero la amistad entre ambos sí, lo que le hizo compartir críticas acerca de la realidad social. Hoy aquellas cartas que solo eran para los periódicos chilenos, tienen un destino mucho más amplio, Alberto Collados se afanó en el acopio de las cartas y ahora las publica por todo el mundo.