Ahí, justo en ti, está la felicidad absoluta
A veces confiamos sumamente en alguien, todo va perfecto y los planes surgen solos. Mirar al espejo y ver una persona feliz, con la mejor compañía posible. Pero llega el día y ese espejo se rompe ante nosotros, el hombre o la mujer perfecta ya no es tan así, aquellas cosas que diste por incorregible hoy le encuentras un porqué que no gusta.
Como virar el tiempo atrás y no caminar con la venda en los ojos, como haberlo pasado por alto, cómo… No hay respuestas posibles, cosas que suceden y de las que hay que aprender, incluso algunos necesitan varios espejos rotos, varias piedras con las que tropezar, para hacerse un lado cuando aparecen ante nosotros. Lo importante es entender que solo uno puede ser dueño de su propia felicidad, que nadie, ni por mucho daño que haya causado es culpable de hoy traer esa cara triste. Solo uno por darle una importancia a quien no merece, a quien engañó toda la vida.
Luego adentramos en una frase en la que se intenta pensar con la cabeza fría, surgen las posibles oportunidades. Se valora la escala de gravedad en la que se encuentra lo sucedido y se sueña nuevamente con una linda reconciliación. No será tan linda, ese pensamiento nunca desaparecerá, vivirá eternamente con uno, aunque sea mínimo. Se perdona pero no se olvida, la clave está en aceptarlo, negarlo es absolutamente un pronóstico temprano de que pronto habrá tormenta.
Ahora puede parecer el fin del mundo, pero no es más que un instante de los mil momentos en que toca replantearse la vida, y empezar de cero. No importa el número de veces que se inicie una etapa, el problema cae cuando se repite una y otra vez la misma causa. Ahí no solo hay que replantearse iniciar de cero, sino evaluarse y ver en que se está fallando. No somos perfecto, algún errorcillo habrá por ahí. Todo al final, es notable que gira en torno a la posición que le otorguemos a algunas personas en nuestras vidas, de ahí que de ahora en adelante, la absoluta felicidad está en nuestra risa, en la buena salud, en la buena dicha, en sentir comodidad y realización personal. No en lo nos suma o nos resta quienquiera que esté a nuestro lado.
