El siglo de los materiales
Los avances científicos y tecnológicos hacen que cada día sean más las capacidades productivas y materiales con las que se cuente. El trabajo con la materia ha representado los grandes momentos de la organización humana en todo el devenir de la historia. Tal es así que las edades de piedra, de bronce y de hierro deben su designación a los materiales que el hombre aprendió a trabajar durante ese período y con el que lograron su desarrollo.
El siglo XX se caracterizó por grandes avances dentro de la esfera tecnológica que vinieron de la mano del silicio, uno de los grandes protagonistas de la época. Esta vez el siglo XXI ha traído consigo la amplificación de un grupo extenso de materiales que han captado la atención de todos gracias a las diversas propiedades físicas, químicas y morfológicas que presentan, así como a la amplia gama de aplicaciones que poseen. Las nanoestructuras del carbono son sin duda, el material con mayor fama en la última década, tanto los fullerenos, los nanotubos de carbono (NTC) como el grafeno.
Todos forman parte de una misma familia pues representan las diferentes formas alotrópicas del carbono. Los primeros admiten altas presiones, además de poseer la capacidad de combinarse con otros elementos. De ahí que sean implementados en la liberación controlada de fármacos. Por su parte los nanotubos de carbono, son considerablemente duros, flexibles y resistentes, garantizando su utilización en piezas de automóviles, artículos deportivos, baterías recargables y filtros de agua. El grafeno por su parte es considerado el material más delgado del mundo y ha superado en fortaleza al acero, en conductividad eléctrica al cobre, es altamente elástico, transparente y antimicrobiano. Dentro de sus aplicaciones se encuentran las pantallas curvas de los celulares, preservativos, baterías de carga rápida, celdas de combustibles y blindajes. Sin duda los sintetizadores del fullereno y el grafeno tenían merecidísimo el premio Nobel de Química (1996) y Física (2010) respectivamente.
Una limitante dentro de las aplicaciones del grafeno es que no es un semiconductor. Esto ha extendido la búsqueda de semiconductores 2D, hasta encontrar el fosforeno. Un material compuesto por capas de átomo de fósforo establecidas en una estructura hexagonal. Si bien apenas en el 2014 fue sintetizado ya presenta aplicaciones variadas en electrónica que derivarán grandes avances en el plano tecnológico. Dentro de la misma gama se encuentra el siliceno y el antimoneno. El primero ha sido utilizado para construir baterías con mejor eficiencia y vida útil. Y el segundo ha demostrado ser supremamente estable en disímiles medios, perfilándose para aplicaciones optoelectrónicas. Sin duda los materiales marcan los hitos de cada era, serán ellos los que ayudarán a construir un nuevo siglo.