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miércoles, 5 de septiembre de 2018

Siempre hay que retroceder a casa

Por Isabella

Cada pueblo tiene una historia y objetos que forman parte de ella. Por tradición, cultura y origen siempre deberían pertenecer al pueblo, etnia y región que representa. Sin embargo los saqueos, guerras, políticas y conflictos hacen que los tesoros históricos, en ocasiones se encuentren muy lejos de su lugar identificativo.

El Gobierno chileno se ha posicionado una vez más a favor de la población que habita en la Isla de Pascua, intentando reiteradamente que el Museo Británico devuelva un moái que expone desde el año 1869. Esta pieza excepcional, a discrepancia de la colectividad de las alrededor de novecientas estatuas que persisten en Rapa Nui, a unos tres mil quinientos kilómetros de distancia del continente americano en el centro del océano Pacífico, la figura Hoa Hakananai'a’a está confeccionada de basalto y no de toba volcánica. Se alza con elegancia a 2,4 metros, con símbolos tallados que representan el culto de Tangata Manu, el hombre pájaro. Según explica Felipe Ward ministro de Bienes Nacionales, dentro de los trece moáis que han sido identificados fuera de la fabulosa Isla de Pascua, este es el de mayor importancia.

El colosal símbolo representativo de la cultura ancestral fue sustraído en condiciones cuestionables por los navegantes europeos. La efigie en querella permaneció en Rapa Nui o la Isla de Pascua el momento en que la fragata Topaze de la Marina Real Británica, a cargo del comandante Richard Powell arribó en el territorio. La tripulación inglesa usurpó el moái el 4 de noviembre de 1869 de la aldea ceremonial de Orongo para llevarlo a Europa como regalo para la reina Victoria.

Desde el siguiente año hasta la actualidad se presenta en el Museo Británico de Londres. Algunos comparten el criterio que los caminos de la historia la llevaron a un destino nuevo que a día de hoy forma parte de una historia propia y personal del monumento. Sin embargo otros son del criterio que el lugar de origen y la cultura a la que pertenecen son dueñas y señoras de ellos y como tal deben ser recuperados. Ambas teorías tienen sus aciertos y desaciertos. En este caso, es conveniente posicionarse en el lugar de uno como ser, la historia nos conduce por disímiles caminos y destinos sin embargo, siempre anhelamos volver aunque sea tan solo al final del camino al punto que nos dejó volar. Chile necesita que sus estatuas regresen para cerrar un ciclo histórico y dar apertura a otro.