Mi robot pensará por él o vivirá para mí
La historia del rey Midas puede tener similitudes con el futuro tecnológico inmediato. Cuando le rogó a Dionisio transformar en oro todo lo que tocase, no pensó las consecuencias. Solo se dio cuenta de su error, cuandoal tocar a su adorada hija, vio como se le convertía en una estatua metálica. Max Tegmark profesa que la inteligencia artificial puede lucir riesgos y oportunidades similares para la humanidad.
Max Tegmark, director del Future of Life Institute en Cambridge y profesor del MIT, estima que es cuestión de década la llegada de una Inteligencia Artificial General que supere a la humana. En su visión del futuro, el hombre podría acabar existiendo en una civilización idílica donde robots inteligentes harían todo el trabajo. Crearían curas para todas las enfermedades, incluso hasta diseñarían sistemas para explotar la energía descomunal de los agujeros negros. Pero para qué harían eso si en nada les satisface. Debemos de ser capaces de transmitirle nuestros objetivos con claridad y precisión, pues desconocemos si esa nueva inteligencia dominante le importará nuestra supervivencia o, incluso, que asuma un objetivo ilógico como transmutar en clips metálicos todos los átomos del universo, los que contentan nuestros cuerpos incluidos.
Para evitar dicho apocalipsis tecnológico, Tegmark supone que la comunidad global debe involucrarse en un debate para orientar el desarrollo de la inteligencia artificial en aras de nuestro beneficio. Esta disputa deberá desafiar problemas concretos, como la gestión de las desigualdades formadas por la automatización del trabajo, pero además un agudo esfuerzo filosófico que aniquile donde llevamos siglos fracasando. Garantizando acordar qué es bueno para toda la humanidad para luego inculcárselo a las máquinas. Vamos mal entonces, si tenemos en cuenta que la principal motivación de las compañías que están desarrollando la inteligencia artificial, es ganar dinero.
Cada una de estas cuestiones son abordadas en Vida 3.0: ser humano en la era de la inteligencia artificial, un libro de Tegmark recomendado por Elon Musk en el que el cosmólogo sueco trata de explicar lo que puede suceder durante los próximos milenios y cómo quedaría la humanidad. El futuro puede ser muy atractivo si el hombre gana la carrera entre el dominio creciente de la tecnología y la sabiduría con la que se tramita. Para conseguirlo, hay que cambiar desde ya las estrategias. La principal concepción es evitar nuestra táctica habitual de aprender de los errores, porque en ese mundo tal vez no existamos después de tal error. El hombre debe ser proactivo y evitar a toda costa que suceda algo irreparable. Concluyendo que la discusión del futuro no solo debe estar en manos de frikis de la tecnología sino que se deben incluir sociólogos, psicólogos o economistas porque si el objetivo es la felicidad humana, hay que estudiar qué significa ser feliz.