En guerra por la salud
En lo que algunos consideran como una lucha por la salud de la ciudadanía, el Gobierno chileno lanzó la segunda etapa de la ley de etiquetado de alimentos, mediante la cual las compañías deben reducir la cantidad permitida de calorías, sodio, azúcares y grasas saturadas en los alimentos, porque de lo contrario se exponen a llevar un sello negro que alerta sobre la presencia excesiva de esas sustancias.
El anuncio fue realizado por el ministro de Salud, Emilio Santelices, y la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza. Según se espera, la aplicación de esta segunda fase de la ley debe obligar a etiquetar el 10 por ciento de los alimentos procesados que todavía no llevan sello negro. “Queremos generar conciencia –ha dicho el ministro de Salud– y educar a la población a elegir alimentación más saludable, y promover políticas públicas”.
Las cantidades requeridas desde este miércoles se fijan en que, por cada 100 gramos de alimento, exista un máximo de 300 calorías, 500 microgramos de sodio, 15 gramos de azúcar y 5 gramos de grasas saturadas; de lo contrario el producto será marcado con la peligrosa etiqueta negra, que si bien algunos no toman en cuenta, sí se ha demostrado que tiene un fuerte impacto en el consumo que hacen las personas.
Con estas cifras se disminuye lo permitido en el año 2016, cuando debutó la ley de etiquetado. Sin embargo y según se ha divulgado, este movimiento no se detiene aquí, sino que volverá a disminuirse en junio de 2019, cuando se actualizará la legislación para permitir un máximo de 275 calorías, 400 microgramos de sodio, 10 gramos de azúcar y 4 gramos de grasas saturadas.
Por esta política Chile ha sido felicitado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo con lo dicho por la subsecretaria de Salud Pública, quien además aseguró que más del 75 % de los alimentos han pasado de forma satisfactoria las fiscalizaciones de las autoridades realizadas hasta el momento.
Sin embargo, quienes no están muy felices son los gremios de empresas productoras de alimentos y bebidas, los cuales se han visto obligados a reformular algunos productos para evitar las etiquetas y critican la legislación, que consideran tiene errores.
Chile es uno de los países latinoamericanos con una mayor tasa de sobrepeso y obesidad, de acuerdo con un reporte de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) difundido en octubre del año pasado.
