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miércoles, 5 de septiembre de 2018

De padre denisovano y madre neandertal

Por Isabella

Aproximadamente 50.000 años atrás, un hombre denisovano y una mujer neandertal engendraron una niña. Varios siglos más tarde, junto a las cordilleras de Altái en una cueva siberiana, se hallaron los huesos de aquella mujer híbrida, que tendría, cuando murió unos 13 años. Hace cerca de una década que se está al corriente que denisovanos, neandertales, y humanos modernos obtuvieron descendencia en ciertas circunstancias, pero hasta el momento no se había hallado a un hijo proveniente de una pareja mixta.

La revista Nature acaba de publicar el genoma del originario de estos humanos. Un grupo dirigido por Svante Pääbo y Viviane Slon, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig en Alemania, examinó el ADN extraído de un segmento de hueso de la joven y ultimó que el padre era denisovano y la madre neandertal.

Esta última enlaza a la adolescente con el linaje de un género muy conocido, al que se imputan las primeras expresiones artísticas consabidas, además la dejada de sus huesos y herramientas por todo el continente europeo. En cambio el padre la convierte en la descendiente de una especia mucho más misteriosa, conocida sólo desde los análisis genéticos de fragmentos muy pequeños de hueso descubiertos solamente en la cueva Denisova en Rusia. La generalidad de los habitantes del planeta, poseen genes de neandertal excepto los subsaharianos

Los genomas de estas especies, secuenciados por Pääbo y sus copartícipes, muestran que se apartaron hace más de 390.000 años. No obstante, continuaron procreando de forma puntual en las zonas donde ambos grupos compartían frontera. Desde que los análisis genéticos consintieron rehacer la vida sexual ancestral de los humanos, se ha probado que existieron relaciones fortuitas entre las especies de hace decenas de miles de años. La joven se ha bautizado como genoma de Denisova 11 o Denny.

Esta muestra que la relación de sus progenitores no era el cruce originario entre especies de su familia, pues el padre poseía también neandertales entre sus ascendencias. Las incógnitas alrededor de aquella etapa de la historia de la humanidad, cuando, hasta el momento, tres especies inteligentes compartían el mundo y flujos, son cuantiosas. A pesar de, investigaciones como la de este equipo de científicos tratan de acercarnos un poquito más a la realidad, con bases sólidas e irrefutables. Esperemos que en un futuro se consigan más evidencias que nos hagan una idea aún más vívida de aquella etapa ancestral.